Positividad tóxica: La obsesión de querer estar bien que hace mal

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En la era de las redes sociales es común que veas publicaciones de amigos y familiares sobre tener una actitud positiva todo el tiempo. La frase “Solo vibras positivas” se ha convertido en un mantra para muchos. Ser optimista es importante, pero lo que no debe suceder es que quieras forzar una sensación de alegría y bienestar en todo momento porque es normal que como ser humano que eres, experimentes diversas emociones y todas son válidas.

 

La frase “positividad tóxica” se refiere al concepto de que mantener una actitud positiva es la forma correcta de vivir la vida. Significa concentrarse únicamente en los aspectos positivos y rechazar cualquier estímulo que pueda desencadenar emociones negativas.

 

Cuando niegas las emociones desagradables, las agrandas y refuerzas la idea de que como evitas sentirlas, no necesitas prestarles atención. Mientras estás atrapado en este ciclo, estas emociones se vuelven más grandes y más significativas a medida que permanecen sin procesar. Pero este enfoque es simplemente insostenible. Evolutivamente, nosotros, como seres humanos, no podemos programarnos para sentirnos felices únicamente.

 

Al evitar las emociones difíciles, pierdes información valiosa. Por ejemplo, cuando tienes miedo, tus emociones te dicen: “Sé consciente de lo que le rodea”. Las emociones en sí mismas son información. Te dan una idea instantánea de lo que está sucediendo en un momento dado y hasta te ayudan a identificar una amenaza potencial. Sentir miedo es una manera de recibir alertas y reaccionar ante peligros.

 

 

Cómo manejar las emociones

 

Aceptar emociones difíciles ayuda a sobrellevar y disminuir la intensidad de estas. Piensa en lo bien que se siente cuando finalmente puedes hablar sobre lo difícil que fue tu día con tus seres queridos. Sacar cosas de tu pecho, incluidas las negativas, es como levantar un peso de tus hombros, incluso si es más difícil que fingir que todo está bien.

 

Las emociones no son “buenas” o “malas”, todas positivas o negativas. En cambio, considéralas como una guía: las emociones te ayudan a dar sentido a las cosas. Si estás triste por dejar algo atrás, probablemente signifique que la experiencia fue significativa. Si te sientes ansioso por una presentación, probablemente signifique que te importa cómo te perciben.

 

Las emociones no son solo una forma de que tu mente te dé una pista de lo que está sucediendo; también transmiten información a las personas que te rodean. Si estás triste, busca consuelo.

 

Si bien puede ser beneficioso tratar de ver el lado positivo de las cosas y las experiencias de la vida, también es importante reconocer y escuchar nuestras emociones cuando no son tan agradables. Nadie puede ser un rayo de sol 24 horas al día, 7 días a la semana; los humanos simplemente no funcionan de esa manera. De hecho, prestar atención y procesar tus emociones a medida que van y vienen, puede ayudarte a entenderte mejor a ti mismo y a quienes te rodean.

 

Fuente:

Psychology Today

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