Tus pies te llevan, te traen y son una parte fundamental
1. Escoge bien tus zapatos
Un buen calzado debe sostener y proteger el pie y permitir el movimiento natural al caminar. Los zapatos que calzan mal pueden causar problemas en los pies, como callos, callosidades, juanetes y uñas encarnadas.
Cuando reemplaces tus zapatos, busca:
- Una parte superior hecha de cuero o materiales transpirables naturales o sintéticos con forros sin costuras.
- Una puntera profunda y espaciosa en la parte delantera del zapato para evitar la presión sobre los dedos y las articulaciones del costado del pie.
- Una suela de goma ligera acolchada y flexible con buen agarre.
- Un tacón de no más de 3 centímetros (una pulgada y media) de alto y lo suficientemente ancho para brindar estabilidad.
- Cordones, hebillas o cierres de velcro que sujetan el zapato de forma cómoda y segura al pie.
2. Trata tus callos
Los callos y durezas leves generalmente no necesitan tratamiento y desaparecerán por sí solos. Pero hay algunas cosas que puedes hacer para ayudarlos a desaparecer más rápidamente:
- Usa medias gruesas para proteger su piel.
- Frota los callos con una piedra pómez mientras te bañas o duchas.
- Usa almohadillas para callos y alivia la presión.
- Aplica ácido salicílico para ayudar a disolver los callos y callosidades. Nunca uses tratamientos ácidos en tus pies si tienes diabetes.
- Usa aparatos ortopédicos recetados para los pies.
3. Controla los olores
Los dos principales culpables son la sudoración de los pies y los zapatos. Cuando el sudor se mezcla con las bacterias en tus zapatos y calcetines, crea un olor. Sí es posibles evitarlos o controlarlos:
- Lávate los pies todos los días con agua tibia y un jabón suave. Sécalos bien.
- Empolva tus pies con talco para bebés o talco para pies no medicado. También puedes intentar aplicar un ungüento antibacteriano.
- Cambia tus medias y zapatos al menos una vez al día.
- Usa zapatos que permitan que tus pies respiren: cuero, lona y malla son buenas opciones, no nailon o plástico.
- Evita usar los mismos zapatos 2 días seguidos. Para los zapatos deportivos, rota los pares para que cada uno tenga tiempo de secarse, dejando al menos 24 horas para que se ventilen.
4. Evita los dolores
El dolor de pies puede dificultar las actividades cotidianas, como pasear al perro o jugar con tus hijos. ¿Qué hay detrás de ese dolor? Varias cosas podrían estar causándolos. Para las mujeres, los tacones altos pueden ser los principales culpables. Otras causas incluyen tener sobrepeso, usar zapatos mal construidos, una lesión en el pie o un hematoma, o una biomecánica defectuosa, lo que significa que su forma de caminar no es del todo normal.
5. Dales cariño
Tus pies también merecen ser mimados, así que crea hábitos que te permitan darles la atención que requieren para estar sanos:
- Descansa y relaja tus pies todos los días. Acuéstate y eleva los pies durante unos minutos. Dales un masaje relajante con los dedos o haz rodar los pies sobre una pelota de golf, una pelota de tenis o un rodillo para obtener un efecto similar.
- Ejercita tus pies para mantener la circulación sanguínea. Caminar es lo mejor. Intente realizar caminatas enérgicas de 30 minutos de cinco a siete veces por semana.
- Revisa tus pies con regularidad. Busque llagas, piel agrietada y enrojecimiento. No olvides inspeccionar las áreas entre los dedos.
- Córtate las uñas en línea recta, dejándolas un poco más largas que las puntas de los dedos de los pies para evitar las uñas encarnadas.
Si notas problemas en los pies, trátalos de inmediato para que no empeoren y recuerda consultar a tu podiatra de confianza en Salus.